sábado, 5 de febrero de 2011

Carta a Gianni Rodari.


La presente tiene como fin generar un breve comentario acerca de su majestuoso libro “Gramática de la Fantasía”.

Hace mucho tiempo no me divertía tanto leyendo técnicas de invención- sean lo que sean, estas son muy divertidas-, es preciso afirmar que gracias a estas técnicas he podido quizá comprender el arduo trabajo que ha tenido cada maestro que por mi ha pasado; teniendo como mediador a un salón de clase o mejor aún, un recinto de fantasía. - la fantasía no solo está en un salón de clase está en todas partes-, hubo muchos capítulos que releí, y no lo hacía porque no los entendiera, para nada, lo hacía porque seguramente me sentía muy identificado con ellos “Antecedentes” el primero y el más oportuno en leer, pues desde aquí me contextualicé con los hechos más adelante narrados.
Comparto la idea de que “Gramática de la Fantasía” no es una teoría de la imaginación infantil, como usted lo dice (faltaría más...), pero si es una introducción al arte de contar historias y es precisamente este el motivo de mi carta, el contar historias, creo yo que podría ser algo en lo que congeniamos bien, pues para mí el narrar cuentos, fabulas, poemas, liricas; a la gente es algo que me entretiene demasiado y creo que es esta una de las razones más solidas por las que disfruté tanto leyendo el libro, sin dejar de lado la fantasía, claro, que los mismos niños se encargan de brindarle a cada relato.
Los niños habitan en un mundo muy diverso y diferente al de los adultos, los niños siempre están inventando muchas historias, y me agrada que alguien con sus habilidades atribuya todo un trabajo a este arte imaginativo provocado por los mismos niños.
Pues bien esta carta sólo posee la más sincera admiración por todo su arduo trabajo referente a las fantasía, los cuentos, las historias fantásticas y sobre todo los niños, además lo veo como un gran mentor y un gran modelo a seguir, si en algún momento en mi cabeza se llegase a trocar un cable y mi futuro este destinado a la enseñanza, creo que sin duda pondría en práctica las herramientas o métodos de pedagogía que usted ha expuesto en la anterior gramática de la fantasía, y de hecho creo que ya he puesto en práctica algunos de esos métodos han sido evaluados por mí y por algunos de mis compañeros.
No siendo más el motivo de este corto escrito me adhiero profundamente a las tantas líneas imaginativas que surgieron de una mente italiana dedicada a la pedagogía infantil y me despido precisamente con una de sus líneas más llamativas.
“¿Qué pasaría si el abuelo se convierte en un gato?”

Sinceramente,
Ángelo David Rodríguez.

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