lunes, 7 de febrero de 2011

Lunes 13 de diciembre, a las 3:05 de la mañana.

Lunes...

Me quieres contar algo?, crees que puedes llagar a tener el valor de pronunciar hacia mi palabras que no a muchos pronunciarías? Yo sé que no lo harás, y es preciso no hacerlo en este momento de inserción en nuestras vidas, _ pero vamos camina junto a mí, el compartir el asfalto no te compromete a nada_. Mi mirada se nubla, mis ojos se humedecen, mi garganta es invadida por un fuerte espasmo que no deja respirar y da indicios de ese rasgo tan dañino para la felicidad. Llorar frente a alguien no siempre es malo, de hecho en ocasiones te ayuda a aliviar tu interior, pero asegúrate de algo, te perjudicara en el exterior, y la persona al frente se sentirá mal externamente pero reirá internamente; la hipocresía, queridos amigos es un don que los seres humanos adornados con belleza adoptan muy bien en su lista de habilidades, lastimosamente para la sociedad no me considero una persona bella, creo más bien que mi fealdad exterior es tanta, que el dar un paso equivocado o despertarme todos los días con el pie izquierdo es la casualidad infinita entre fealdades. 
Pero bien, continúo mi camino acompañado de una sombra que poco a poco es borrada con cada lágrima derramada. Aborto mis sentimientos y desecho mis esperanzas, camino por un puente de leños viejos y mis huesos se compactan al son del crujir de la madera, rompen el camino y dan paso al dolor pues mi cuerpo caído llora ahora sin temor.
Que pensara ahora ella de mí, pues su decepcionada mirada no me deja el contenido adecuado para sentirme la escoria de un naufragio en el asfalto, divulgo mis esperanza de ver estrechar su blanca y peluda mano con intenciones de levantarme, pero no, como lo dije antes “aborto mis sentimiento y desecho mis esperanzas” pienso que es lo mejor para ti querida amiga de dos manos para todo el mundo y ni una para aquel invalido de sentimientos abandonado en el frio asfalto. Gracias por ser mi verdugo y mi guillotina al mismo tiempo, Gracias por cortar mis signos vitales con tu mirada, y de verdad, gracias por ser ahora solo un sueño. 
Logro abrir mis ojos y sin esperarlo me encuentro en un cuarto, recostado contra un banquillo, culpable de la comodidad que me llevo a dormirme y soñarte. Pero agradezco a él porque me hizo dar cuenta de que solo eres un fuerte balbuceo que incomoda mis sueños. 

Escrito por : Ángelo David Rodríguez Murillo ¡

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